Desperté en la mañana, como todas era sumamente aburrida.
Suspiré poniéndome en pie y con mis dedos me ayudé para ver por el visillo. Las
lamas, las humanas corrían despavoridas por no ser cazadas ante aquel demonio
llamado “Vampiro” –Mierda…-pensé acomodando mi bata blanca por mis hombros,
abrí la puerta sacando apenas mi pequeña cabeza observándolo todo de un punto
más gráfico- ¿Qué diablos ocurre?-le pregunté a mi compañera que se encontraba
asustada en una esquina, balanceándose con aspecto de una niña, traumada…Sus
ojos me miraron con terror, su sonrisa se torció a una macabra que provocó que
mi piel se comience a erizar hasta darme un ligero escalofrío-¡DIME!-Ordené
zarandeándola con ambas manos, sin embargo esta se río en mi cara.
Frustrada bufé saliendo de la horrible habitación bastante
veloz, mi apariencia desaliñada no daba abasto, estaba más repugnantemente
espantosa que si me viera mi madre gritaría echándose a correr…Bueno, si
tuviera madre claro. Me dispuse a bajar las escaleras, todas las jóvenes del
hotel seguían corriendo rompiendo todo el orden de la sala en gritos, sollozos,
maldiciones y más cosas que ni yo misma entendía. Ni siquiera me atrevía a
pensar que aquello era mi idioma, quizá estaban delirando, quizá se habían
fumado algo que no estaba permitido en el alojamiento. Después de unos minutos,
tuve que sentarme a respirar, pensar; medité sin poner en ningún punto fijo mis
ojos cuando me encontré con unos rojos carmesíes acompañados de un ligero ápice
de maldad. Toda mi mente se bloqueó percibiendo como una mano fuerte me cogía
entre ellas, lanzándome contra la mesita de cristal así rompiendo mi piel a
posta, mi sangre emergió perezosa y todas las demás chicas se fijaron en mí.
-¿Por qué esta vana humana tiene la sangre muy espesa?-El
canalla que me ocasionó tanto dolor enjugaba su dedo con mi esencia roja a lo
que solo pude escupirle en la cara-
-Vete de aquí…-mis dientes se presionaron unos con otros
mostrándoselos en un fuerte gruñido pero a cambio recibí una fuerte bofetada
oyendo como los suspiros y sonidos de asombro salían de mis compañeras que
intentaban zafarse de los secuaces del
maldito blondo que me golpeó- ¡Vete maldito hijo de puta!-Conseguí
levantarme y con todas mis fuerzas le empujé lo más que pude, tan solo separándole
de mí unos pocos centímetros- Os odiamos, a ti y a toda tu jodida raza…¡No tienes derecho a
invadir nuestro lugar! Cabrones…-Un gran grito de mi pecho salió de manera
dolorosa, algo penetró mi espalda. ¿Qué eran? ¿Mis pulmones? Mi respiración se
agitó, mi corazón parecía desfallecer, mi vista empezó a ser deficiente todo en
cuanto me rodeaba no podía divisarlo bien. Me volteé a mirar con un gesto de
angustia rezando para que no fuera lo que creía que era.
Lo era…
Una estaca atravesó mi espalda sin piedad, la devastó…La
sangre salió a borbotones sin salir de todo mi asombro. Tom me perforó un
pulmón sin poder respirar- ¿Por qué?..-balbuceé con la boca empapada de rojo.
Mis piernas no abarcaron mi peso y caí
sobre ellas en tanto el blondo tomó mi cabello con desdén mirándome con lujuria
en los ojos justo a la altura de su pelvis. Las humanas no estábamos obligadas
a hacerlo, de hecho si te acostabas con un vampiro podrías morir en el intento
por diferentes causas; una de ellas era que poseían tanta fuerza para romperte
las costillas y demás huesos. La otra…Alimentar tanto su deseo que beber de ti
no era solo una metáfora…Te dejarían seca hasta tu puta muerte.
-¿Qué me dices cielo?-susurró en mi oído lamiendo el
contorno de mi oreja cubierta de sangre. Tragué saliva con dificultad poniendo
mis manos en sus piernas y por más de que creas que no podía, si puede ponerme
de pie justo a la altura de su rostro- Oh, prefieres mis labios…-añadí con un
guiño que casi estuve a punto de asestarle un fuerte puñetazo en la nariz mas
me contuve en un leve suspiro. Negué con mi cabeza caminando en dirección
contraria arrastrando mis pies al suelo-
-Soltadles…-dije en un carraspeo haciéndome ver lo mucho que goteaba el
líquido vital que bombeaba con dificultad mi vida- Llamaré a Kenneth para que
ponga orden en este maldito sitio…Si buscáis comida, este es…Pero no de esta
forma, nadie allana La TBHS así..Vámonos chicas.-Musité saliendo por la puerta
grande dejándolos boquiabiertos cuando me atreví a quitarme la maldita estaca
de mi cuerpo sin emitir ningún sonido por honor a mi gran orgullo-
¿Entendieron?-Giré mis ojos ante ese vampiro desconocido- Puedo hacerte mucho
daño…No soy una simple humana, como crees…-me crucé de brazos arqueando una de
mis cejas con mi barbilla bien alta sin amedrentarme. Por dentro sentía tanto
miedo pensando en que si mis piernas flaquearían o una respiración en falso
haría que muriese descuartizada, no obstante, no fue así. Todos me escuchaban
con mucha atención, más de la que hubiese deseado- Así que suelta a MIS
chicas…-El posesivo lo pronuncié con demasiado énfasis tanto que algunos otros
chupasangres se rieron en mi cara. No me quedaba de otra. Tenía que hacerlo